El complejo arqueológico Rumipamba descubierto en 1999, se ubica al noroccidente de la ciudad de Quito, es considerado el mayor vestigio arqueológico con muestras de trazado urbano prehispánico.
La Alcaldía de Quito a través del Instituto Metropolitano de Patrimonio Cultural de Quito (FONSAL), ha recuperado gran parte del parque arqueológico donde es posible apreciar vestigios arqueológicos de los antiguos habitantes de Quito, caminar por las antiguas rutas del pueblo yumbo.
En el sitio arqueológico los visitantes pueden apreciar evidencias ceremoniales y domesticas de los pueblos originarios, caminar por los culuncos, camino original para el intercambio comercial.
Según los estudios de los expertos este asentamiento data de unos 10.000 años A.C, inclusive su existencia es detallada en el libro de Cabildos a la llegada de los españoles.
Sin lugar a dudas es uno de los descubrimientos arqueológicos que logrará reescribir la historia de la ciudad de Quito. Se demuestra que Quito no es solo la ciudad franciscana fundada por los españoles, sino que en su interior alberga los vestigios de una civilización, de una cultura milenaria.
Su asentamiento a las faldas del volcán Pichincha, demuestra que tenían una fuerte conexión con su principal Apu; su vida se desarrolla en una armonía entre el individuo, la sociedad y la naturaleza, de esta manera la aplicación del Sumak Kawsay se refleja en cada aspecto de la vida de esta antigua comunidad ancestral.
El decir que la cultura Kitu se desarrolló en el norte de la ciudad- como algunos despistados afirman- no es correcto y no se fundamenta en el saber ancestral, son intentos de crear división e implantar un estereotipo racista dentro de una sociedad que es pluricultural.
Considerar a Rumipamba como un descubrimiento arqueológico más, seria desconocer nuestras raíces, sería ignorar el alto valor de identidad que aportaría a esta generación y a las futuras generaciones. En Rumipamba está nuestra historia, la historia de los vencidos, de aquellos que fueron victimas de la migración interna, aquellos masacrados o simplemente de aquellos que se le expropiaron sus tierras.
La historia no es lineal, se construye con el día a día, pero a veces es necesario verle y comprenderla desde abajo, desde las ruinas de nuestros ancestros.
En una segunda entrega se hará una valoración social y política en torno al parque arqueológico de Rumipamba.
